El viernes 3 de Abril de 2009 se cumplen 75 años desde que Manuel Azaña, Marcelino Domingo y Casares Quiroga encabezaran la creación de una nueva formación política denominada Izquierda Republicana. Aquel 3 de Abril de 1934, en Madrid y con el local del Centro Republicano completamente lleno, se celebró la Asamblea de los partidos republicanos fundadores (Acción Republicana, Partido Republicano Radical Socialista y Organización Republicana Galega Autónoma) siendo nombrado presidente de este incipiente partido Manuel Azaña.
En su discurso inaugural Azaña dijo: “Todos los republicanos tienen la obligación de acudir a las plazas públicas, a sus hogares, y a sus tertulias de amigos para proclamar en todo momento el programa republicano en toda su integridad”. Estas palabras, 75 años después, aún siguen estando en vigor, y por ello Izquierda Republicana sigue trabajando por el republicanismo, sinónimo de verdadera democracia, ciudadanía, participación y laicidad.
El mejor homenaje que podemos hacer los que formamos esta Izquierda Republicana de ahora es dar ejemplo con nuestras maneras de hacer, con nuestro tesón, con nuestro civismo y con nuestra lucha por la honradez; desterrando a quienes no la practiquen y se unan al carro del caciquismo y la corrupción aún cuando osen autodefinirse como republicanos e incluso pretendan habitar nuestra propia casa. El mejor homenaje que podemos hacer en esta celebración es seguir trabajando por una República de todos y para todos. En ese camino, y utilizando las misma palabras que Azaña pronunció en la tarde de aquel 3 de Abril del 1934, decimos que “iremos juntos con aquellos republicanos que tengan una ejecutoria respetable y una autoridad bien ganada”.
Izquierda Republicana conmemora su 75 Aniversario con diversos actos, y entre ellos, va a estar el 3 de Abril en Montauban (Francia), lugar donde reposan los restos de quien fuera Presidente de nuestro partido y Presidente de la II República Española. Allí, en un sencillo acto, reivindicaremos aquellos ideales republicanos de los que participamos, sin nostalgia, con la vista puesta en el presente y con una proyección de futuro.